domingo, 24 de julio de 2011

MONITOREO INTEGRAL DE LA CUENCA DEL RIO DE LA PLATA

El proyecto es realizar el balance hídrico integral, un indicador clave para analizar cómo influyen los escenarios climáticos en la disponibilidad de agua. El estudio lo realizarían investigadores del Instituto Nacional del Agua (INA) y de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (Fich).
 Gastón Neffen
El mundo se está calentando. Y el aumento de la temperatura es uno de los factores que puede complicar la disponibilidad de agua en todo el mundo, porque se incrementa la evaporación. Por eso, es prioritario estudiar en detalle cómo impactan los escenarios de variabilidad y cambio climático en los recursos hídricos de la Cuenca del Plata, un conjunto de ríos de los que dependen más de 100 millones de personas. Entre ellas, la gente que vive en la ciudad de Santa Fe.
 La meta es realizar el balance hídrico integral de la cuenca; es decir precisar cuánto llueve, qué porcentaje de agua se evapora, cuánta se almacena en los acuíferos y qué cantidad escurre a través de los ríos. “En palabras sencillas, es como el balance de un comercio: lo que entra, lo que sale y lo que se almacena”, explica a El Litoral Carlos Paoli, director del Centro Regional Litoral del Instituto Nacional del Agua (INA). 
Los estudios de balance hídrico se van a financiar con fondos de la Comunidad Económica Europea, a través de programas específicos como Euroclima. En las reuniones del Programa Hidrológico Internacional de la Unesco, se propuso que la Argentina coordine los estudios conjuntos que van a realizar investigadores e instituciones científicas de los cinco países que conforman la cuenca (Brasil, Paraguay, Bolivia, Uruguay y Argentina).
Lo interesante es que existe la posibilidad concreta de que esta coordinación se realice desde Santa Fe, a partir del trabajo de la delegación local del INA y el aporte de los especialistas de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (Fich). 
Es un estudio estratégico, que va a permitir seguir de cerca una de los ocho cuencas más importantes del mundo (tiene una extensión de 3,1 millones de kilómetros cuadrados), la cual recorre regiones tan diversas como el Pantanal brasileño, las Cataratas del Iguazú y el Delta del Paraná. 
El agua de los ríos que integran la cuenca (Paraguay, Uruguay, Paraná y Río de la Plata, junto a sus afluentes y humedales) es fundamental para el consumo humano, para la producción de alimentos y para la generación de energía (hay 150 centrales hidroeléctricas a lo largo de la cuenca).
 — ¿Por qué es importante estudiar el balance hídrico integral de la cuenca?
 — En América Latina, hay una gran preocupación por saber cuáles pueden ser los efectos del cambio o la variabilidad climática y no hay suficientes estudios para conocer cómo ha ido variando la disponibilidad de agua en los últimos 20 ó 30 años. Hay mediciones aisladas o sobre una cuenca en particular, pero lo que no se ha actualizado es lo que se llama el balance hídrico de la Cuenca del Plata en su totalidad. Se trata ir monitoreando cuánto llueve, cuánto escurre, cuánto se almacena como agua subterránea y cuánto se está consumiendo. Este estudio nos va a dar la posibilidad de ir siguiendo la evolución del recurso hídrico de la cuenca durante los próximos años, lo que permite advertir en forma inmediata los modificaciones e impactos de las distintas tendencias climáticas.
 — ¿Qué rol van a jugar los investigadores y las instituciones especializadas que hay en Santa Fe?
 — En las reuniones del Programa Hidrológico Internacional de la Unesco se decidió que la Argentina coordine el estudio sobre balance hídrico de la Cuenca del Plata, que se va a hacer junto a investigadores de Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay. Desde el INA, yo estoy representando a la Argentina en este tema. Por eso, la propuesta es que la coordinación de los estudios se haga desde Santa Fe, trabajando en forma conjunta con especialistas de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (Fich), que también vienen participando de foros internacionales sobre esta cuestión. En este momento se está definiendo y ajustando el plan de trabajo, que se va a financiar con fondos de la Comunidad Económica Europea. El objetivo es comenzar en octubre y la primera etapa de este estudio va a llevar tres años.
 — ¿Por qué es importante seguir de cerca la disponibilidad de agua en la cuenca?
 — En todo el mundo, hay una preocupación muy grande por la disponibilidad del agua y por el problema de los extremos. La mayor parte del mundo sufre escasez del recurso. Hay limitación en la provisión de agua para consumo humano y para la agricultura, es decir, para la producción de alimentos. En Somalia (África) se está dando un ejemplo extremo de este problema. Además, los daños por crecidas e inundaciones se están incrementando en el mundo entero porque son más frecuentes los eventos extremos. Por eso, es clave estudiar en detalle el balance hídrico de esta cuenca.
 — En las próximas décadas, ¿qué puede pasar en Santa Fe? ¿Se pronostica escasez de agua o más lluvias?
 — No hay un acuerdo unánime. El tema es saber a mediano plazo si el aumento de la temperatura (por variabilidad o cambio climático) va a aumentar la disponibilidad de agua o la va a reducir. Hay quienes dicen que si hace más calor también se producirá un incremento en las condiciones de evaporación y evotranspiración (por lo que habría menos agua). En las zonas áridas o semiáridas, este escenario sería catastrófico. En zonas más húmedas, como Santa Fe, esto puede tener un enorme impacto en la generación de energía eléctrica, en la navegación y podría incidir en la producción agropecuaria. 
— Pero también hay otras hipótesis para esta región.
 — Sí, hay científicos que en cambio piensan que a partir de las mayores temperaturas también puede darse un mayor aporte de humedad de los océanos, lo que implicaría más tormentas y precipitaciones. En esta hipótesis, se supone que el aumento de agua por precipitaciones va a ser mayor que lo que se pierde por evaporación por el aumento de temperaturas. En realidad, si se toma el promedio de los últimos 20 ó 30 años la disponibilidad de agua ha sido positiva en nuestra zona, incluso se habla de un ciclo húmedo. Pero hay que ver qué sucede durante los próximos años.
 Tomado del diario El Litoral de Santa Fe Argentina

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