domingo, 4 de noviembre de 2012

BASURA EN BOGOTA privatizar o no es el dilema


El Acueducto, a cargo de las basuras
Eduardo Behrentz
Volver a los tiempos de la Empresa Distrital de Servicios (Edis) afectará la calidad del servicio y golpeará las finanzas públicas de la ciudad.
La posibilidad de contar con empresas privadas que se dediquen a la prestación de servicios públicos domiciliarios obedece a una consolidada tradición, que cuenta con sendos antecedentes jurídicos. Los artículos 334, 365 y 367 de la Constitución dieron vía a este esquema, que fue reglamentado por la Ley 142 de 1994 y por medio de las comisiones nacionales de regulación.
Antes de la reforma, los servicios en mención (v. g., acueducto, alcantarillado, aseo) se caracterizaban por bajas coberturas y una operación deficiente en horarios restringidos. Se utilizaban tarifas no tecnificadas y carentes de contabilidad de costos, que impedían el cubrimiento de los gastos de operación. Esto, a su vez, generaba dependencia de los recursos de transferencia, lo que dificultaba las inversiones encaminadas a mejorar calidad y cobertura. Adicionalmente, en ausencia de un ente técnico centralizado, el establecimiento de las tarifas obedecía a presiones e intereses políticos de orden local, que no tenían relación con los objetivos del servicio, este último prestado por empresas descentralizadas que se convirtieron en focos de corrupción y politiquería.
En contraste, gracias a la implementación del régimen de regulación económica, que se deriva de la Ley 142, se ha logrado promover la suficiencia financiera de las empresas e incentivar las inversiones encaminadas al mejoramiento del servicio. Asimismo, se ha avanzado en la eficiencia operacional sin castigar la calidad, y se ha logrado una mejor articulación de las políticas sectoriales establecidas a escala nacional. Como resultado del arreglo actual de competencia entre entes de diferentes índoles (incluyendo organizaciones del Estado) que se encuentran sujetos al marco de regulación antes mencionado, se ha logrado incrementar la productividad de las empresas en un contexto de control de precios y uso racional de los recursos.
Más importante aún, el esquema hoy utilizado logró que los colombianos tuvieran una mayor calidad y acceso a los servicios en mención. En los primeros diez años de aplicación del sistema vigente, la cobertura urbana de alcantarillado aumentó 10 puntos, mientras que las coberturas rurales de acueducto y alcantarillado pasaron de 40 al 65 por ciento y de 50 al 58 por ciento, respectivamente.
Para el caso de residuos sólidos, los avances son igualmente interesantes. En años recientes, el número de municipios que cuentan con verdaderos rellenos sanitarios ha aumentado cerca del 20 por ciento (ya son más de 700 municipios), mientras que aquellos que aún utilizan sitios de disposición no tecnificados se han visto disminuidos en más del 25 por ciento (hoy son menos de 250).
Los antecedentes descritos muestran la inconveniencia y eventual ilegalidad de la iniciativa de la Administración Distrital de contar con un monopolio para la prestación del servicio de aseo por parte de la Empresa de Acueducto de Bogotá. Una decisión en esta dirección representa un contrasentido en el actual esquema de servicios públicos y daría al traste con los avances alcanzados durante las últimas dos décadas. Todo esto sin contar los altísimos costos asociados con el incremento multimillonario en la nómina y equipamiento del Acueducto, entidad que carece de experticia en materia de aseo.
En conclusión, volver a los tiempos de la Empresa Distrital de Servicios (Edis) afectará la calidad del servicio y golpeará las finanzas públicas de la ciudad. Más aún, con esta decisión se abre la puerta para que intereses políticos indebidos entren en conflicto con las condiciones de salubridad y de la calidad de vida de los bogotanos.
Tomado de El Tiempo de Colombia 

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