Buscan cubrir Buenos Aires de mosaicos con mensajes positivos
Se trata de un proyecto impulsado por dos artistas plásticos para
recuperar espacios públicos; el primer mural fue emplazado en el Hospital Pedro
de Elizalde
Por Valeria Vera
Los artistas Fernando Bekir y
Mariela Gatto lideran un proyecto que busca recuperar espacios públicos de
Buenos Aires a través de esta técnica milenaria. Foto: / Gentileza Fernando Bekir
Dicen que no hay una única manera de hacer las cosas. Mucho menos
cuando se trata de contar historias. Fernando Bekir lo supo el día que dejó la
agencia en la que trabajaba, en plena crisis de 2001, y se volcó de lleno a
cultivar el arte del mosaiquismo, una técnica milenaria importada desde Grecia.
Durante más de diez años este director publicitario devenido en artista
plástico se concentró en gestar obras y ambientar espacios con pequeñas piezas
de colores, dirigidas al sector privado y comercial. Pero acostumbrado a los
cambios, decidió volver a apostar y reinventarse otra vez.
Lejos del taller y de sus creaciones más tradicionales, Bekir y su
discípula, Mariela Gatto, decidieron aprovechar al máximo su habilidad con las
manos para recuperar espacios públicos de Buenos Aires y "llevar
arte" a sus calles y vecinos. La propuesta, contó en diálogo con LA
NACION, descansa en la idea de poder "brindar mensajes positivos a las
problemáticas actuales", sobre todo, en una sociedad donde aparente
prevalecer lo negativo y lo malo.
Así nació "El abrazo", el primero de una serie de murales, de
2,5 metros de alto por 4,5 metros de ancho, realizado íntegramente con casi 17
mil mosaicos que ambos donaron al Hospital de Niños Dr. Pedro de Elizalde (ex
Casa Cuna). Fue una obra hecha en conjunto por un grupo de alumnos de Bekir,
personal médico del centro de salud y algunos chicos internados, que hoy se
puede ver emplazada sobre una pared que da hacia el pulmón del parque del
lugar.
"Su diseño está relacionado con el soporte que los profesionales
brindan a los más pequeños. Perseguimos que los chicos pudieran conceptualmente
ver una promesa de mejora y esperanza para la situación que atraviesan",
comentó entusiasmado Bekir, dos meses después de concluida la iniciativa.
Según reconoció, la pieza tuvo una amplia repercusión en la comunidad y
permitió la llegada de otros proyectos. "Estamos analizando realizar algo
similar en el Hospital Gutiérrez y también en algunas zonas de Vicente López,
como jardines de infantes", anticipó cuando se le consultó sobre las
propuestas más firmes que circulan para lo que resta del año..
Los inicios de una técnica milenaria. La mosaiquista Lorena Costantini
explicó brevemente la historia de un oficio con cada vez más adeptos en el
país: "El arte de realizar un mosaico es antiquísimo. En sus comienzos era
una obra simple y primitiva. En el año 400 a.C era una técnica conocida en toda
Grecia; sin embargo, en el período helenístico ya era universal, y el centro
más innovador en cuanto a su técnica se encontraba en Alejandría".
Constantini precisó durante una entrevista con LA NACION, publicada
meses atrás, que a esta rama se la conoce como "arte musivo" porque
etimológicamente es concerniente a las musas. "Se cree que los romanos
consideraban tan exquisito el arte de hacer un mosaico que pensaban que sólo
podían realizarlo aquellos artistas que habían sido inspirados", detalló. Para
Mariela Gatto, a cargo del espacio Mundo Venecitas y discípula de Bekir, el
mosaico es "un producto diferenciador", instalado en el país desde
1960, que permite a los más osados crear desde dibujos y objetos hasta murales
artesanales mediante una técnica que resurgió con fuerza en los últimos años.
Tomado de La Nación de ar
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