Hoy, la matriz energética uruguaya se compone principalmente de energía
no renovable. En este escenario, el petróleo crudo es el rey: representa el
48,2% del total de la matriz primaria. A pesar de esto, Uruguay está apostando
fuertemente a las energías autóctonas y renovables y, dentro de estas, la
estrella es la eólica. Actualmente, la potencia eólica instalada en el país es
de 43,3 megavatios (MW), pero se espera que para 2015 esa cifra aumente a
alrededor de 1.150 MW, de acuerdo a los emprendimientos energéticos de este
tipo que ya están en desarrollo.
Estos datos fueron aportados por el Ministerio de Industria durante
Alternovables, la primera convención y exhibición regional de energías
renovables, eficiencia energética y desarrollo sostenible que se celebró en el
Latu entre el 29 de octubre y el 1° de noviembre.
El envión se explica en el contexto de la política energética
2005-2030, que fue aprobada por el Ejecutivo en 2008 y ratificada por la
comisión multipartidaria de Energía del Parlamento dos años después. Esta
propuesta que busca diversificar las fuentes de energía para así disminuir la
dependencia del petróleo– plantea los principales lineamientos en materia de
energía, con la mira puesta en el largo plazo. Para esto, hace especial
hincapié en la incorporación de fuentes autóctonas y renovables, y es aquí
donde aparece la energía eólica como la candidata ideal.
La Política Energética se trazó metas para el 2015 (“a corto plazo”),
dentro de las que se destaca alcanzar un 50% de la matriz energética primaria
en base a fuentes renovables. También está llegar a tener cerca del 25% de la
generación eléctrica en base a energía eólica.
Actualmente, hay cuatro parques eólicos en Uruguay: Nuevo Manantial
(con una capacidad de generación de 13 MW), Agroland (450 kW), el complejo Ingeniero
Emanuele Cambilargiu, propiedad de UTE (20 MW) y el parque Magdalena, de la
empresa Kentiluz (10 MW).
Asimismo, UTE –la empresa estatal encargada de concretar acuerdos de
generación energética con privados– ha llevado a cabo tres grandes licitaciones
para emprendimientos eólicos, que están en este momento en plena etapa de
implementación. Con ellos, se espera alcanzar la meta de más de 1.000 MW en
2015.
“Siendo tan pequeños, tan vulnerables, se nos va la vida en tener
energía”, enfatizó el presidente de la Asociación Uruguaya de Energía Eólica
(Audee), José Perruccio. “Si además esa energía es limpia, autóctona y
renovable, (resulta) ideal”, agregó.
El presidente de Audee señaló que Uruguay es primero en la región a
nivel de megageneración (emprendimientos que superen el MW). “En relación vatios eólicos/población vamos a
estar primeros en el mundo”, indicó.
Vientos, logística y conexión
Las buenas condiciones climáticas de Uruguay para esta actividad, junto
con una política gubernamental que la promueve, ha convertido en atractivo para
muchos inversores el apostar por la instalación de un parque eólico.
Este es el caso de la empresa uruguaya SEG Ingeniería, que está
desarrollando varios parques eólicos asociada con capitales extranjeros. Hace
tres años que la empresa local –que cuenta con 16 años de experiencia en el
campo de la eficiencia energética- decidió incursionar en el tema de energías
renovables.
El responsable del área de Renovables de SEG Ingeniería, Fernando
Schaich, explicó que lo primero para instalar un parque eólico es elegir un
sitio adecuado, que se da por tres factores: vientos, logística y conexión
eléctrica.
SEG Ingeniería está desarrollando un parque en Peralta, un pueblo
ubicado 30 kilómetros al norte de Paso de los Toros, en Tacuarembó, con una
capacidad de generación de 100 MW. Estará compuesto por 50 aerogeneradores de
2.0 MW cada uno. La inversión total ronda los US$ 250 millones. También
desarrolla otro parque ya adjudicado para otro inversor cerca de Melo, en Cerro
Largo. En este caso, se trata de un emprendimiento de 50 MW. En el caso de
Peralta, la construcción está por empezar y se espera que esté operativo en
marzo de 2014.
Otra empresa que está poniendo sus fichas a la energía eólica en
Uruguay es la argentina Impsa. Ya resultó adjudicataria de cuatro parques
(Libertador I, II, III y IV), dos de 50 MW y otros dos de 7,5 MW, lo que
demandará una inversión de alrededor de US$ 370 millones.También está
concursando por un quinto parque.
El director comercial de Impsa Wind Latinoamérica, Rubén Sánchez,
explicó que se decidió apostar por este tipo de emprendimientos en Uruguay
“fundamentalmente por el potencial eólico” del país, así como también por el
“trabajo muy serio” de los organismos involucrados.
“Los accionistas de IMPSA quieren ser un jugador importante dentro de
ese volumen de energía eólica que se va a instalar”, dijo Sánchez.
Impsa quiere lograr, con el tiempo, que los insumos para sus parques
uruguayos sean creados a nivel local. Por ejemplo, en febrero de 2013
comenzarán a instalar una fábrica de torres de cemento (en las que se montan
los aerogeneradores). “Vamos a ser una de las empresas que ha alcanzado mayor
contenido local para desarrollar sus parques”, sostuvo Sánchez. Los
aerogeneradores que llegarán a Uruguay a partir de 2013 serán fabricados
probablemente en su planta de Recife, en el norte de Brasil.
Colapso logístico
Perruccio, de Audee, explicó que Uruguay está atravesando la mayor
reestructura de toda su historia a nivel de energía eléctrica, “ganando en ese
proceso soberanía sobre uno de los recursos vitales en el sostenimiento del
desarrollo”.
El año que viene aparece como el punto de inflexión. Ya en los primeros
meses de 2013, empezarán a llegar los equipamientos que darán forma a los
parques que ya fueron adjudicados por UTE. La coordinación y preparación
aparecen como fundamentales para que no haya un colapso logístico.
Audee está coordinando talleres de trabajo para implementar soluciones
para los movimientos que se avecinan. “Hay que hacer una logística excepcional
en un momento excepcional”, resumió Perruccio. Se busca que los barcos que
transportarán los aerogeneradores puedan descargarlos en el puerto de
Montevideo, que salgan con facilidad del puerto y luego circulen por las rutas
nacionales, pudiendo atravesar puentes y doblando en las esquinas ( teniendo en
cuenta que una pala de molino puede medir 50 metros).
“El cuello de botella va a ser que en estos tres años (2013, 2014 y
2015), no nos pisemos unos a otros”, manifestó Sánchez, de Impsa. Esto abarca
desde la llegada al puerto de Montevideo hasta el traslado hasta cada uno de
los sitios, indicó.
Schaich, de SEG Ingeniería, sostiene que hay dos grandes desafíos en
materia eólica: uno es “cómo se va a construir todo eso y cómo se va a entrar a
Uruguay”.
“Van a coincidir quizás 800 MW o 600 MW todos juntos entrando por el
puerto o Río Grande del Sur. Van a crujir las estructuras de Uruguay en los
próximos años y ahí tenemos un punto complicado”, dijo. El otro desafío es que
la entrada de la energía eólica se va a enlentecer “mucho” en los próximos años
después del empujón inicial. “Pienso que entrarán a razón de 100 MW o 150 MW
por año”, dijo el responsable del área Renovables de SEG Ingeniería.
Tomado de el Observador de Uy
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