FIELTRADORA DE TAMBOR para pequeños productores textiles artesanales

Se trata de una máquina para hacer fieltro que ha sido creada por artesanos textiles cordobeses, con la colaboración del INTA. La utilización de esta herramienta permite acortar los tiempos de ejecución de una obra y aumentar la productividad, sin afectar la calidad y el diseño de la pieza. Compite en la categoría de Producto Innovador del Concurso Innovar 2012.

Los artesanos cordobeses Rocío Gómez Zalazar y Horacio Jáuregui Lorda, junto a la fieltradora de tambor que desarrollaron.

Nacido en la prehistoria, el fieltro es un producto textil no tejido. Este se realiza con lana pura, la cual luego de ser sometida a diferentes procedimientos de peinado y cardado, se apelmaza hasta lograr un material firme.

Esto que suena tan sencillo es, en realidad, un proceso artesanal que demanda horas de trabajo y esfuerzo físico. El fieltro se obtiene presionando y amasando la lana con agua caliente y jabón. Cada fibra de lana posee una serie de “escamas” muy pequeñas que, al humedecerse y recibir calor, se abren y comienzan a entrelazarse entre sí. Ayudadas por el jabón y la fricción, las escamas se vuelven inseparables, formando un material muy resistente e impermeable.

Con el objetivo de aliviar este trabajo manual y acortar los tiempos del amasado, artesanos de una cooperativa de la provincia de Córdoba desarrollaron una fieltradora de tambor. Se trata de una herramienta que procesa lana lavada y peinada, ya sea de manera industrial o tratada artesanalmente, permitiendo el amasado repetitivo del vellón humedecido con agua caliente y jabón.

La misma es el resultado de un prototipo creado por Horacio Jáuregui Lorda, artesano textil, capacitador en hilados artesanales y miembro de la cooperativa que desarrolló la máquina. “Hace 15 años, nosotros armamos en el taller una máquina similar las fieltradoras europeas que fue evolucionando, ya que encontramos una forma más eficiente de hacerlo”, comentó Jáuregui Lorda.

“Básicamente, lo que se logra es aliviar el trabajo repetitivo de amasado de la pieza”, afirmó Rocío Gómez Zalazar, una artesana cordobesa que trabaja hace seis años con fieltro y que, junto a Jáuregui Lorda, modernizaron aquel antiguo prototipo.

“El procedimiento para obtener el fieltro –continuó Gómez Salazar– es ahora muy sencillo: sobre un nylon de burbujas de embalaje, se arma el paño de vellón de lana de oveja, previamente lavado y cardado. Este se humedece con agua caliente y jabón, logrando de esta manera cambiarle el pH para que las fibras se vayan acomodando. Luego, el paño se enrolla en el nylon y se coloca dentro de la fieltradora”.

La fieltradora consiste en un tambor de PVC reforzado y montado sobre un eje con rulemanes blindados. En su interior, posee varillas de aluminio que, al girar, enganchan la pieza para levantarla y hacerla caer, realizando un amasado repetitivo del preparado de vellón previamente humedecido con agua caliente y jabón. Es decir, lo que antes se hacía a mano durante horas, ahora puede hacerse mecánicamente, mucho más rápido (los tiempos de producción se reducen entre un 10 y un 20 %) y sin afectar la calidad ni el diseño artesanal de la pieza.

“Un amasado que manualmente lleva tres horas, esta máquina lo puede hacer en aproximadamente una hora. Y lo bueno es que se pueden hacer varias piezas simultáneamente. Entonces, se agiliza muchísimo el trabajo”, comentó Gómez Salazar. Además, explicó que “esta tecnología innovadora permite tanto el amasado de piezas planas como de obras con volumen como pantuflas, boinas, sombreros, carteras e indumentaria”.

“Por otra parte, al reemplazar la tarea del amasado manual, alivia el gran esfuerzo físico que ello significa y abre la posibilidad para que personas impedidas de hacer este esfuerzo, puedan fieltrar sin inconvenientes”, agregó Jáuregui Lorda. 

La fieltradora cuenta con una sólida estructura de aluminio y un tambor de PVC reforzado montado sobre un eje con rulemanes blindados. Además, en el interior tiene aletas impermeabilizadas, orificios de drenaje y una bandeja colectora de fluidos.

Esta fieltradora también permite hacer fieltros con distintas tipos de fibras. “Guanaco, llama, conejo, oveja… las fibras animales se comportan todas de la misma manera. Todas se contraen y se arrugan. Por ello, el fieltro se hace siempre de la misma manera”, explicó el artesano.

Al no ser una tecnología cara, la fieltradora ya está siendo utilizada en pequeños talleres de arte y talleres textiles individuales. Incluso, ya se han exportado algunas unidades al exterior. “Además, tenemos pensado preparar una máquina mucho más grande para la provincia de Chubut, donde están trabajando con el tema del agregado de valor de la cadena lanera. Ellos no sólo van a trabajar con ovejas, sino también con guanacos. Entonces, necesitan una herramienta de otras dimensiones para poder tener una mayor producción”, comentó el artesano entusiasmado.

Tomado de envío de mi club tecnológico de ar