jueves, 21 de julio de 2011

SEQUIA MORTAL EN AFRICA

Dentro de la numerosa legión de afectados se encuentran más de 2.000.000 de niños mal nutridos, de los cuales el 25% de ellos corre “riesgo inminente de morir”, según lo refleja un informe elaborado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia “UNICEF”
Por: Aldo Norberto Bonaveri
Por estos días el mayor desastre humanitario que afronta el planeta tiene como escenario la región denominada “Cuerno de África”, que según las estimaciones de los expertos de las Naciones Unidas “ONU” sobresalta a 10.000.000 de personas, ocasionado por una tremenda sequía, justipreciada como la peor en los últimos 60 años. 
El gobierno de Etiopía da cuenta que en ese país 4.500.000 requieren en forma perentoria asistencia caritativa, dato que corrobora el departamento de Asuntos Humanitarios de la ONU en la persona de su coordinadora, Valerie Amos. Dicha funcionaria da cuenta que el organismo a su cargo está asintiendo actualmente a 3.200.000 etíopes que fueron socorridos en estado desesperante. 
La propia Amos en su recorrida por la región, pudo verificar que en Somalia hay 1.300.000 almas que están urgidas de alimentos, cifra que el gobierno local estima ascenderá a 2.000.000 en el corto plazo. 
Si bien el cuadro de situación imperante es deplorable, peor aún son los pronósticos de mediano plazo, a tal efecto, cabe consignar que los institutos versados en meteorología más reconocidos presagian que la sequía persistirá por lo que resta del año, con lo cual los requerimientos de la gente se profundizarán en los meses venideros.
Naturalmente este tipo de realidades golpea muy fuerte, no obstante lo más atroz es que en el “Cuerno de África” (Somalia, Kenia, Djibouti y Etiopía), dentro de la numerosa legión de afectados se encuentran más de 2.000.000 de niños mal nutridos, de los cuales el 25% de ellos corre “riesgo inminente de morir”, según lo refleja un informe elaborado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia “UNICEF”, anticipado lo semana pasada en Nairobi, capital de Kenia.
Al referirse al inclemente fenómeno, Anthony Lake, directo ejecutivo de la propia UNICEF, advirtió que en el mejor de los casos trascurrirán cuatro o cinco meses hasta que pueda esperarse una magra cosecha, en consecuencia si no se produce un cambio sustancial en el clima, las consecuencias para el año venidero serán aún peores. Nadie duda que la crisis es muy severa y, que los requerimientos de ayuda son inmediatos, razón por la cual la faena de los organismos internacionales es gigantesca. 
La pertinaz sequía viene haciendo estragos de dos años atrás; dado la severa amenaza reinante, el secretario general de la ONU hizo un llamamiento a la comunidad internacional y, exhortó a los Estados miembros a apoyar el auxilio de u$s 1.600.000.000 solicitado por las distintas agencias de la organización. La respuesta hasta el momento es del 50% de lo requerido
Por lo expuesto queda claro que toda esa región está padeciendo graves penurias: se han incrementado las muertes concernidas con la sequía, donde las causantes principales son la malnutrición, como así también a causa de enfermedades diarreicas. En varias zonas el agua es un bien sumamente exiguo, lo que se traduce en que muchos habitantes no tienen otra opción que beber de fuentes de agua contaminada, que como es de imaginar agrava todavía más la precaria situación. 
El círculo que se genera es perverso, la ausencia de lluvias conlleva a la falta de pastos para el ganado, lo que amén de reducir dramáticamente el número de rebaños y la población de los mismos, que a la vez arruina la ya endeble economía en una zona que mayoritariamente depende de la ganadería, ahonda la hambruna que inexorablemente castiga a sus pueblos. Por otra parte, la insuficiencia de alimentos trae aparejado un fuerte incremento de precios, los que en algunas zonas han duplicado su valor de un año a esta parte.
El tétrico escenario se exacerba más todavía puntualmente en Somalia, allí el factor concurrente es el conflicto interno que data de 1991 y, ha dejado al país dividido en dos; esto más allá de lo patético que resulta cualquier confrontación bélica, complica el acceso humanitario en muchas zonas (especialmente centro y sur), dada la inseguridad que la beligerancia de por si genera.
El estado de conflagración ha determinado que en los últimos años, más de 1.000.000 de connacionales debieran huir de sus hogares. Sobre el particular, cabe acotar que Somalia está catalogada como una de los puntos más peligrosos del orbe. Al respecto las estadísticas indican que sólo en 2008, más de 30 colaboradores humanitarios han muerto (la mayoría de ellos somalíes) y más de 20 han sido raptados. Dentro de sus fronteras, sus habitantes están sufriendo unos niveles impresionantes de desnutrición, hasta seis veces lo que la ONU considera ya una emergencia. De hecho, hasta la fecha más de 400 somalíes han perdido la vida por enfermedades relacionadas por deficiencias nutricionales.
UNICEF da cuenta en el informe de que miles de familias somalíes huyen cada vez más del hambre, en procura de amparo en un imponente campo de refugiados (considerado el más grande del mundo) emplazado al este de Kenia, con instalaciones preparadas para albergar a 90.000 personas, pero que hoy hacinados contabiliza más de 380.000 individuos. Pese a lo escalofriante de la cifra (se estima que se agregan 2.500 por día), los funcionarios de la organización expresan que la cantidad no es mayor, debido a que en determinados lugares la gente está demasiado débil o, es extremadamente pobre como para buscar ayuda.
Otro campamento de refugiados denominado Dolo Ado se ubica en Etiopía, allí los facultativos sostienen que la tasa de mortalidad supera absolutamente el umbral de emergencia, situado en un muerto al día por cada 10.000 personas y en dos en el caso de los niños menores de 5 años. Allí es moneda corriente ver chicos morir en espera de su primera o segunda ración de comida, espaciadas por varios días.
Con el agua el drama no es menor, allí los mismos agentes de campamento manifiestan que se entregan por persona tres litros de agua al día, cuando lo que correspondería para beber, cocinar y asearse deberían ser 20. El descanso no le va en zaga, la camas y tiendas de dormir solo alcanzan para el 20% de los refugiados, debiendo los demás arreglarse como puedan.
El problema sanitario es tremendo, según la Organización Mundial de la Salud “OMS”, el riesgo de contraer enfermedades que pueden resultar fatales es altísimo. Las condiciones son propicias para que se desaten brotes de cólera, malaria, sarampión y polio en la región. El pésimo ambiente nutricional de la población es caldo de cultivo para que cualquiera de estos padecimientos pueda ser mortal.
Enviado por Pregón Agropecuario

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